1.11.10

El poder de la sugestión

El otro día estaba leyendo éste artículo en La Nación, y me di cuenta de lo jodido que puede ser nuestro compañero cerebro. En este caso se citan ejemplos médicos, y se habla solamente de los efectos puramente fisiológicos que provoca la sugestión negativa. Aunque ya de por sí es bastante fuerte asimilar que si pensás que te vas a morir de tal enfermedad, es probable que te mueras de eso que citaste, es mi pensamiento que el poder de la sugestión, o "hacerte la cabeza", alcanza todos los ámbitos de tu vida.

Fuera de joda, nuestro cerebro nos las puede hacer pasar negras. Desde los problemas físicos citados en el artículo, hasta la performance académica o laboral, generalmente las cosas que te pasen van a estar directamente relacionadas con lo que inconscientemente "querías que te pase". Hablando de los problemas físicos, yo fui testigo en carne propia. El kinesiólogo me estaba movilizando y no progresaba, no progresaba, no podía avanzar (a todo esto yo tenía un dolor de los mil demonios). Entonces me suelta, y preocupado, sin saber que hacer, me dice que pruebe movilizarme yo mismo. Le hice caso, y mágicamente la pierna se doblo solita. Desde ahí, vengo haciendo grandes avances con el tema de la rodilla.

Pero pensalo un toque más. Que fue lo que hizo que la pierna se mueva repentinamente? Se alinearon los planetas? NO! Fue mi cabeza la que se convenció a si misma que en realidad el movimiento no era doloroso, sino que tenía un concepto prefabricado de que me iba a doler. Entonces qué pasaba? ME DOLIA. MUCHO. Ahora me sigue doliendo cuando me movilizan, pero mucho menos y es otra la escala, sin ir más lejos.

Este ejemplo de lo que me pasó es solamente una demostración de las malas pasadas que te juega la cabeza. Cuando uno piensa en un examen que le van a romper el orto, generalmente le rompen el orto! No hay con que darle. Si te convencés a vos mismo de lograr algo (sea negativo o positivo), se te va a dar de tanto buscarlo.

El otro día, en el primer día del curso de El Arte de Vivir, nos propusieron un juego. Te enfrentás con otra persona, y la consigna es: el objetivo de vida del contrario es aplaudir, sea con las manos, con los pies, los dientes, los cachetes del culo, lo que sea; y el tuyo va a ser evitar que el otro aplauda. Luego se invierten los roles. Ahora, si los dos se compenetran con su objetivo, chocan fundamentalmente dos objetivos que son opuestos entre sí: todo se reduce a QUIEN LO DESEA MÁS. No a quién es más fuerte, o más inteligente, o más melenudo. Después de hacer el ejercicio me di cuenta, y se me grabó en la cabeza: de vuelta, cuando hacés de algo, cualquier cosa, tu objetivo, y te compenetrás con él, nadie te va a poder evitar que lo hagas. A excepción que el deseo de la otra persona sea evitar que vos cumplas el tuyo, y su deseo supere el tuyo.

Fuera de joda. En particular, el que tenía que aplaudir (haya sido él o yo) siempre encontraba la manera de hacerlo. Por más que sea un ejemplo muy básico, es útil para sacar conclusiones frescas: el ser humano no tiene limitaciones; la cabeza del ser humano es la que las impone. Y cuanto más consciente seas de las limitaciones impuestas, mas fácil será saltarlas y lograr cosas que no PENSABAS (palabra clave) que eras capaz de lograr.

Me siento protagonista de una epifanía. Se siente bien che.

PD: Algo para agregar a las conclusiones que se puedan sacar de ese jueguito que me plantearon. Generalmente es más fácil desde el vamos criticar (evitar) que hacer (aplaudir). Sin embargo, el que desea hacer, si está consciente del poder que la sugestión negativa puede tener sobre él, va a llegar más lejos que el que quiere evitar el hecho. Nothing further folks!

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