17.10.10

Pintura

Harold pinta. Pinta en todos los lugares adonde va, pinta sobre los mejores momentos de su vida, pinta creando nuevos colores espontáneamente. A Harold le gusta pintar, y ha hecho de la pintura su vida. Pinta con óleo, con témpera, con tinturas naturales, inclusive con aderezos y productos comestibles. Pinta sobre tela, sobre madera, pinta sobre paredes, sobre monumentos históricos, sobre su propio cuerpo. A Harold le gusta pintar.

Harold decidió en un momento determinado de su vida empezar a pintar. Recorrer el mundo pintando. Conocer los lugares mas recónditos de la naturaleza y plasmarlos artísticamente en la superficie más a mano. Pintar. Él y la brocha, o la mano, o la espátula. Solamente ellos dos, ensayando un baile secreto cuyos pasos son dictados en el momento. Así es como Harold siente a la pintura, al arte. Esa es su filosofía de vida.

Harold ha pintado en la Muralla China, en Chichén Itza, en el Gran Cañón de Colorado, en el Coliseo. Harold, digamos, HA PINTADO. En el propio sentido de la frase. Tiene mundo encima.

Harold se encuentra en estos momentos pintando con óleo sobre tela, en las orillas del río Sena, junto a otros tantos artistas. Está pintando. Pinta sobre la imagen que está impresa en su mente. El río sirve sólo como inspiración. La belleza natural inspira a Harold.

Harold titubea. Siente que un momento atrás, algo no estuvo bien. Que el mundo cambió repentinamente en un instante. Mira a su alrededor y observa a los demás que, imperturbables, continúan sus quehaceres. Harold descarta la sensación como un eructo cerebral y sigue pintando.

Harold procede pacíficamente. Lo que Harold sintió sin embargo, fue real, sólo que el es demasiado pequeño para darse cuenta.

Resulta que aquel quien retrata la vida de Harold tuvo un escalofrío causado por una corriente de aire, y se le escapó un brochazo.

No hay comentarios: